El 2017 fue un año de claroscuros para la Selección Mexicana, pues si bien consiguieron la mayoría de los objetivos trazados, el proceso de Juan Carlos Osorio sigue generando algunas dudas por las formas en que dirige el colombiano.

La gran prueba de este año para México fue la Copa Confederaciones, torneo en el que se adjudicó el cuarto lugar, pero la goleada de 4-1 que recibió por parte de Alemania en semifinales, terminó por empañar el trabajo del equipo.

En Rusia 2017, el Tricolor fue víctima de sus propios errores y eso ocasionó que Osorio perdiera los estribos al gritarle e insultar a los árbitros en el juego por el tercer lugar ante Portugal, situación que le originó una suspensión de seis partidos, los cuales pagó en Copa Oro y la Eliminatoria de la Concacaf.

La Copa Oro sirvió como laboratorio para el cuerpo técnico, pues al no contar con la base del equipo que juega en Europa, tuvieron que echar mano de los jugadores que militan en la Liga MX.

El funcionamiento no fue el mejor, la lesión de Alan Pulido previo al torneo cambió algunos de los planes del Tri y México terminó eliminado en las Semifinales del torneo a manos de Jamaica, provocando demasiadas críticas e insultos hacia Osorio en el aeropuerto cuando volvió al país.

La clasificación al Mundial como primer lugar del Hexagonal calmó las críticas y dio un colchón al cuerpo técnico para trabajar con más tranquilidad de cara a lo que será la participación de México en la Copa del Mundo.

Otra de las situaciones que se suscitaron en el Tri fueron las múltiples multas por parte de la FIFA por el comportamiento inapropiado de los aficionados en los juegos como local, y aunque la Federación tiene una apelación ante el TAS, las 10 sanciones deberán ser pagadas en cuanto se determine el fallo del Tribunal del Deporte.

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