Nunca le gustó ser el centro de atención, no era el prototipo de atletas que los medios de comunicación adoran, las grandes marcas deportivas jamás lo vieron como rentable, no clavaba el balón surcando los aires, no tiraba de tres y la ciudad en la que jugó por casi dos décadas no era el mercado más atractivo; sin embargo, a Tim Duncan le bastó apegarse a los fundamentos del basquetbol para revolucionar el deporte ráfaga.
De personalidad introvertida, The Big Fundamental llegó a la NBA como primera selección global del Draft 1997 para los Spurs, una franquicia históricamente «mediana», sin arraigo y poco atractiva para la liga; pero para que toda historia cambie se necesita un punto de inflexión y éste llegó a San Antonio con 2.11m de estatura y la camiseta 21.
Junto a David Robinson formó las llamadas ‘Torres Gemelas’, una de las mejores duplas de hombres altos en la historia del basquetbol. Fue entonces que los años gloriosos para los Spurs iniciaron.
En 1999, el nacido en Islas Vírgenes y egresado de Wake Forest alzó su primer trofeo Larry O’Brien. Más adelante en su carrera llegarían otros cuatro (2003, 2005, 2007 y 2014), además de tres premios al Jugador Más Valioso en las NBA Finals y un par más de la liga.
Duncan no era el hombre de las portadas, pero la gente supo valorar al «monstruo» sobre la duela; prueba de ello fueron sus 15 nominaciones al All-Star Game, situándose cuarto en la lista de todos los tiempos solo por detrás de Kareem Abdul-Jabbar, Kobe Bryant y Julius Erving.
La lista de éxitos del ’21’ dentro de la NBA es muy extensa. Están sus 1,001 triunfos junto al coach Gregg Popovich –mayor cantidad para una dupla de jugador y entrenador en la historia de la NBA-, sus 251 compromisos de Playoffs -segunda mayor cifra de todos los tiempos-, y el 71% de triunfos en sus 19 años con Spurs, que es el mejor porcentaje en cualquiera de los cuatro grandes deportes estadounidenses (NBA, NFL, MLB y NHL) en ese lapso de tiempo.
Pero, más allá de estadísticas, a Duncan se le recordará como la superestrella más introvertida y silenciosa de la historia, pero también como alguien que no requirió gritarle a un micrófono o ser el protagonista de los Top-10 de los medios deportivos para hacerse un espacio en el Monte Olimpo de la NBA junto a apellidos como Jordan, Johnson, Bird, Chamberlain y Abdul-Jabbar.
(MEDIOTIEMPO)