
• La comparsa infantil y la puesta en escena Macario se manifestaron como símbolos de vida, arte y tradición.
Por comunicado.
Santa Cruz Xoxocotlán, Oax., 2 de nov. de 2025. — Entre risas, música y el brillo de los disfraces, las calles de Santa Cruz Xoxocotlán se llenaron de vida el 1 de noviembre con la esperada comparsa infantil, una de las manifestaciones más entrañables y alegres de la Fiesta de los Fieles Difuntos 2025.

A las cuatro de la tarde, el parque central se transformó en un escenario de tradición y alegría. Decenas de niñas y niños iniciaron su recorrido junto al vibrante sonido de la banda de viento, llenando de movimiento y color las principales calles del municipio.

Flanqueados por la presidenta municipal y autoridades locales, los pequeños desfilaron caracterizados de calaveras, monjes, diablitos, catrines y ánimas, figuras que danzan entre la vida y la muerte en una celebración que une lo sagrado con lo festivo.

Las comparsas, esas voces alegres con las que el pueblo honra a sus seres queridos, encuentran en su versión infantil una herencia que se renueva año con año.

En los rostros pintados de los niños, en sus risas y movimientos, late la fuerza de una tradición que ha trascendido generaciones y que sigue dando identidad a Xoxocotlán.
_Macario: símbolo de vida y muerte presente en Xoxocotlán_
Más tarde, el místico Panteón Mictlancíhuatl se convirtió en escenario de una profunda reflexión con la puesta en escena de Macario, inspirada en la obra de Bruno Traven, un clásico que retrata la eterna dualidad entre la existencia, la esperanza y la dignidad humana.

Con la presencia de la presidenta municipal Nancy Benítez Zárate e integrantes del Cabildo, la representación cobró un significado especial en el marco de la Fiesta de los Fieles Difuntos Xoxocotlán 2025, donde el arte se erige como un puente entre el recuerdo y la vida.

La interpretación, a cargo de talentosos artistas locales, entrelazó la esencia literaria de Traven con el simbolismo de las festividades oaxaqueñas, mostrando cómo el personaje de Macario —símbolo del pueblo que sueña, teme y resiste— se convierte en espejo de quienes buscan dignidad y consuelo frente a la pobreza y la muerte inevitable.

“A través de Macario, reafirmamos que el arte tiene el poder de conectar la vida con la memoria. Agradezco profundamente a quienes hicieron posible esta puesta en escena, porque con su talento mantienen viva la esencia de nuestras tradiciones y el espíritu de Xoxocotlán”, expresó la edil.
Entre luces, flores y murmullos del panteón, Macario dejó una reflexión profunda: la muerte no es final, sino parte del ciclo que da sentido a la vida.
