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La millonaria campaña que Francisco Ángel Villarreal mantiene para publicitarse como el virtual candidato del PRI a gobernador de Oaxaca debe leerse como la venta nocturna en que el estado como plaza política fue entregada en la pasada elección al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Entre la miopía del órgano electoral ( IEEPCO) y la permisividad de la Contraloría, Paco Villarreal y su ansiedad por ser el candidato oficial confirman el malestar entre el priismo oaxaqueño que Oaxaca fue vendido, entregado o negociado al gobierno federal.
Con una estrategia mediática pagada en medios nacionales, esta semana en menciones con columnistas como Trascendido de Milenio y Óscar Mario Beteta, Villarreal pagó miles de pesos para vender la percepción de que en Oaxaca el PRI va Francisco Villarreal, el candidato palomeado desde Palacio Nacional.
Plan que únicamente proyecta, además de la desesperación del titular del IEEPO, la idea que quien en manda en Oaxaca es AMLO, al menos en el PRI.
Paco Villarreal, el nuevo rico de Oaxaca presume mantener el control que tiene sobre el magisterio oaxaqueño, la otrora combativa sección XXII, a quienes utiliza en medios nacionales como su mayor logro político: por el diálogo y acuerdos con los más de 83 mil integrantes del magisterio es el único con el perfil de preservar la gobernabilidad.
Por eso dirige el Ieepo, porque su capacidad está limitada a asuntos administrativos donde la solución cuenta con el apoyo de gobierno federal. Para gobernar Oaxaca se requieren otro tipo de actores.
Oaxaca es más que los 83 mil maestros que presume Paco Villarreal. La lista nominal es de 3 millones 278 ciudadanos o ellos no cuentan para él nervioso funcionario estatal.