Héctor F. Villanueva/Foto: Alfredo Juárez
Pese a las pruebas que pesan en contra del sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, encarcelado y señalado por la violación de más de 45 niños indígenas, el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, ha decidido darle total protección y en sentido contrario proceder en contra de quienes han levantado la voz para denunciar los abusos cometidos por el clérigo.
Lo anterior fue señalado por el presbítero Apolonio Merino Hernández, suspendido el pasado 7 de agosto, por denunciar los hechos suscitados en el 2009 en parroquias de la Sierra Norte como Santiago Camotlán, San Idelfonso Villa Alta y San Pablo Huitzo, de la que se desprende la orden de aprehensión girada por el Juez VII de lo Penal y que obra en el expediente 140/2013.
Apolonio Merino Hernández, apuntó que siendo párroco de Santiago Zoochila Villa Alta, circunstancialmente le tocó recibir y escuchar a algunos menores que fueron ultrajados sexualmente por el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, a quienes les pidió que si contaban con elementos probatorios contundentes acudieran a las instancias correspondientes; en primer lugar al obispo José Luis Chávez Botello y en segunda instancia a la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Los menores acompañados por sus familias acudieron en diversas ocasiones a ver al arzobispo Chávez Botello, quien hizo caso omiso a sus denuncias, por lo que al no ser atendidos solicitaron el auxilio de otros sacerdotes, siendo el caso conocido por otros sacerdotes que conformaban el diaconato Sierra Norte, entre ellos el diácono Ángel Noriega Nieto, quien también fue suspendido, marginado, ignorado y actualmente enfermo y sin el apoyo de la iglesia a la que entregó su vida, por el hecho de exigir una aclaración pronta y expedita, así como justicia y reparación del daño a las víctimas.
El sacerdote (ahora suspendido), Apolonio Merino Hernández, denunció todo tipo de presiones por parte del arzobispo José Luis Chávez Botello en su contra por el simple hecho de brindar apoyo a las víctimas de Gerardo Silvestre Hernández; como son: violencia institucional, amenazas, intimidación, hostigamiento, además de vender la idea ante la feligresía de que se encuentra enfermo mentalmente.
Aseveró que José Luis Chávez Botello, no se ha desprendido de la protección que le ha brindado a Gerardo Silvestre, actualmente encarcelado en Tlaxiaco y a quien no se le ha dictado la sentencia correspondiente, pero en caso contrario el pasado 7 de agosto de 2015, a él como denunciante se le sentencia con un decreto de suspensión definitiva de sus funciones sacerdotales, además de prefabricarle delitos en que su conciencia nunca cometió.
Advirtió que de no encontrar una respuesta y justicia, solicitará audiencia con el papa Francisco en su próxima visita a México, responsabilizando de cualquier daño que pudieran sufrir él o su familia, al arzobispo José Luis Chávez Botello.